En ocasiones se escucha que los tiempos de antes eran tiempos más sencillos. Y hasta cierto punto es cierto ya que las sociedades de otras épocas eran grupos humanos que se organizaban de maneras menos complejas ya que sus necesidades eran menos y su manera de satisfacerlas exigía también menos organización.
Max Weber habla sobre la racionalidad, considerada esta como el uso de la razón para la elaboración de ciencia y tecnología que, en un momento determinado, termina aplicándose a la organización de las sociedades. Cuando las poblaciones eran pequeñas, bastaba con que cada quien, en su pequeño huerto, generara con su sencilla tecnología los alimentos necesarios para su sustento. Cuando las poblaciones fueron creciendo, también fue necesario que ciertos sectores de la población se especializaran en determinadas áreas de la producción y la tecnología tuvo también que evolucionar para poder producir más y más rápido para las demandas alimenticias que ahora se presentaban.
La burocracia se caracteriza por la especialización: Cada individuo en el organismo burocrático sigue las normas establecidas y cumple con su función específica para que todo funcione adecuadamente. Además, si el individuo no puede cumplir con su función, puede ser reemplazado por otro que sea más eficiente y el sistema sigue pues es mayor que la suma de sus pequeñas e intercambiables partes.
Weber dice, entonces, que conforme las sociedades se hacen más complejas también sucede lo mismo con la burocracia. Así, por ejemplo, en un pueblecito de cien personas prácticamente todos se conocen entre sí y los trámites burocráticos son prácticamente inexistentes. Pero en una sociedad de millones de individuos, se debe de llevar un orden y registro adecuados para que todo pueda seguir funcionando y no colapse la organización social. De ahí que en las empresas y los instituciones sociales haya miles de empleados que tienen que cumplir sus funciones específicas para que se logren los objetivos que la empresa o la institución tienen señalados.
Todo perfecto, aparentemente, pero ¿cuál es el riesgo? Que terminemos siendo prisioneros de la jaula de hierro de la burocracia. Weber no es un admirador ciego de la racionalidad extrema. Considera que vivimos en un mundo que se ha ido haciendo cada vez más artificial y más entregado a la especialización y la rutina de manera tal que nos hemos convertido en meros engranajes de una máquina que conocemos y que puede escapar a nuestro control.
Tomemos como ejemplo lo presentado en el capítulo “Benson se va” del programa “Un show más”. Es comprensible que el señor Maellard (el dueño del parque) esté molesto porque las cosas no están funcionando adecuadamente. Benson es el administrador del parque, así que su trabajo es hacer que sus subordinados (Mordecai, Rigby, Skips, Musculoso y Fantasmín o Fantasmano según la traducción en turno) cumplan con sus respectivas funciones para que el parque funcione adecuadamente.
Tenemos aquí, entonces, una muy pequeña y sencilla organización administrativa (burocracia, en términos weberianos): Señor Maellard como dueño y jefe máximo, Benson como administrador o gerente, supervisor de los empleados, y Mordecai y anexas como los subordinados de hacer actividades tales como cortar el pasto, recoger la basura, cuidar las instalaciones, vender la comida, etc. Las metas u objetivos es que el parque funcione adecuadamente y que pueda ser un lugar para que la gente vaya, se divierta y consuma productos.
Sin embargo, Benson no ha cumplido adecuadamente con sus funciones. Si él es el encargado de supervisar a sus subordinados, también es responsable de que cumplan con sus respectivos trabajos. Por eso el señor Maellard tiene razón en reclamarle que lo malo que ocurre en el parque es su culpa pues Benson es el que pone a trabajar a unos ineptos (sabiendo que lo son) y no hace nada para que realmente cumplan sus encargos. Por tal motivo, el señor Maellard lo sustituye por Susan. En la burocracia nadie es indispensable, todos podemos ser sustituidos por otros, lo que no cambia es la función dentro del sistema.
Benson, entonces, cambia de función dentro del sistema y está al mismo nivel que Mordecai y Rigby. Ellos le enseñan que pueden divertirse durante un buen rato y de esa manera engañar a la burocracia del parque. Benson se divierte y se da cuenta de que ahora es libre. Se da cuenta de que estuvo encerrado en la jaula de hierro de la burocracia del parque y termina siendo despedido por Susan. A Benson eso no le importa y termina fuera del sistema.
Sin embargo, como se dijo en un principio, nuestra sociedad es una sociedad muchísimo más compleja que hace cien o doscientos años. Un individuo que se salía del sistema hace doscientos años podía sobrevivir, por ejemplo, teniendo su pequeña granjita produciendo lo necesario para su autosustento. Benson no. Al escuchar a León, el vagabundo, antiguo gerente del parque, se da cuenta que sin dinero terminará siendo un paria de la sociedad. Le guste o no, tiene que integrarse a la burocracia si desea mantener su estándar de vida actual. La jaula de hierro, entonces, es lo suficientemente poderosa para atraer a la gente a su interior.
Benson decide regresar para pedir que lo vuelvan a contratar y para su sorpresa se encuentra con que Mordcai y Rigby prácticamente están “susanizados”. Los demás empleados del parque se han convertido en clones de Susan y Benson lo único que puede hacer es pedirles que empiecen a flojear. Esto ayuda pues terminan zafándose del influjo de Susan. ¿Qué puede significar esto? En primer lugar, el gran temor del hombre moderno es, precisamente, perder su individualidad. Muchas historias, sobre todo “futuristas”, presentan sociedades en que el individuo no es más que un engranaje idéntico a los demás dentro de un mecanismo social inhumano. Esto es lo que Weber temía y lo advertía con su término “la jaula de hierro de la burocracia”. No se debe permitir que la racionalidad llegue al grado de deshumanizarnos.
¿Y qué quiere la burocracia, la institución, la empresa, la organización x? Que se cumplían los cometidos, ser productivo, lograr los objetivos, que el sistema funcione al hacer que los individuos cumplan con sus funciones respectivas. El mecanismo existe para funcionar. Cuando los empleados del parque empiezan a flojear entonces dejan de funcionar pues no hacen lo que deberían de hacer y el sistema colapsa: Susan pierde poder y hace esfuerzos desesperantes para sobrevivir. Del mismo modo, el mundo podría colapsar si ya nadie hiciera lo que tiene que hacer: el médico ya no quiere atender a los pacientes, el profesor ya no quiere dar clase, el chofer ya no quiere manejar, etc. Sin embargo, el sistema se autorregula y trata de sobrevivir pese a las mayores de las adversidades. Por eso el mundo continúa pese a guerras y pandemias.
Lo importante aquí no es que hay que destruir a la burocracia o al sistema. No, pero tampoco es que el sistema o la burocracia nos tengan que destruir a nosotros para poder seguir existiendo. Necesitamos tiempo libre, necesitamos flojear, claro que sí, pero también es necesario que cumplamos con nuestras funciones para que todo siga adelante.
Dejo el episodio para que lo disfruten.